martes, 28 de febrero de 2017

Tiene usted razón: hay una manera cristiana de pensar
la historia. ¿Acaso la ciencia historia no es algo
occidental? ¿Qué es la historia en China, en la India
o en el Africa negra? El Islam ha tenido geógrafos
admirables; pero ¿y los historiadores?

Georges Duby a Guy Lardreau. Dialogo sobre la Historia, Alianza, 1988.
La objetividad histórica afectada por los modos de narrar

Hegel fue el crítico de todos los historiadores anteriores a él, también fue el más influyente filósofo para la historia en la época posterior. Los propios historiadores estaban demasiados ocupados como para detenerse a estudiar las bases teóricas de la historia. Al mismo tiempo que Hegel trataba de establecer el problema de la justificación teórica como forma especial de conciencia. Durante esos años (1820-1830) la historia se profesionalizó, esta profesionalización parecía bastar para solucionar el problema de la separación de historiografía y filosofía de la historia.

Durante estos años se fundaron cátedras de historia en Berlín 1810, París 1812. Se establecieron sociedades para la recolección y publicación documental (Monumenta Germanae historica) 1819, entre otros, se editaron publicaciones periódicas, la profesión se volvió cada vez más académica.

Esta profesionalización no conllevó una aclaración de las bases teóricas, no hubo una trasformación conceptual. El “método histórico” consistía básicamente en la utilización de las más refinadas técnicas filológicas para le crítica de documentos. Lo que comúnmente se sostenía era que la historia era una combinación de ciencia y arte. El historiador debía tratar de ser “científico” en la investigación de documentos para establecer lo que “realmente sucedió” y tratar de presentar dicho pasado en forma artística, pero en general se aceptaba que la historia era una ciencia “prenewtoniana”.

Eso si, la historia se debía realizar con un espíritu libre de los intereses partidarios y lealtades confesionales, se apelaba al rigor metodológico en la investigación. Según White el verdadero interés era uno más profundo según lo atestigua una revista alemana “hiestorische Zeitschift”: “sustraer los estudios que estaban haciendo radicales y reaccionarios en la escena política”, sino más bien “servir los intereses y valores de los nuevos ordenes y las nuevas clases sociales que habían llegado al poder después de la época revolucionaria” (Pág. 137). Esto quería decir: “que la profesionalización de los estudios históricos sí tenía implicaciones políticas específicas y que la teoría (de la historia) en que por último se basaba esta cintifización no era otra que las ideologías de los sectores medios del espectro social, representados por los conservadores por un lado y liberales por el otro”.

Los profesores con posturas diferentes fueron removidos de sus puestos Guizot, Cousin, Feuerbach, Strauss, Michelet, Quinet, entre otros, “en 1850 se suspendió en las universidades francesas la libertad de enseñanza con el fin de proteger a la sociedad de loa amenaza del “ateísmo y socialismo””. El poeta Heine, por ejemplo, criticaba violentamente al profesorado que tras la máscara de la objetividad y el estudio desinteresado en el pasado que defendía los regimenes autoritarios. Heine anticipaba el ataque que haría Nietzsche contra los historiadores académicos en la década de 1870,  algo que casi se vuelve un cliché.
           
LOS CLASICOS DE LA HISTORIOGRAFIA DEL SIGLO XIX


Entre 1821 y 1869 se produjeron obras que aun sirven de modelo, sus autores son Jules Michelet, genio presidente de la escuela romántica de historiografía, Leopod von Ranke fundador de la escuela historicista paradigma de la historiografía académica, Alexis de Tocqueville fundador de la escuela social prototipo de los modernos sociólogos históricos Durkheim, Weber. Jacobo Burckhardt arquetipo del historiador cultural, quienes sirven aun como paradigmas de una ciencia histórica característicamente moderna, representan además realizaciones originales modelos alternativos de lo que puede llegar a ser una historiografía moderna realista.
           
HISTORIOGRAFIA VERSUS FILOSOFIA DE LA HISTORIA


Hegel creía que la justificación teórica de la historia era exclusiva de la época moderna, esta reflexión histórica él la denominaba “historia original”, la cual había existido desde los griegos. Para Hegel la filosofía de la historia era la explicación de los principios subyacentes a la “historia reflexiva”. Esta manera de distinguir entre historiografía y filosofía de la historia no fue comprendida en general, ni aceptada cuando era comprendida, por los historiadores del XIX. Para ellos la filosofía de la historia representaba el esfuerzo por escribir historia con base en prejuicios filosóficos que requerían torcer la evidencia a favor de un esquema alcanzado por un razonamiento apriorístico. El método histórico según lo entendían los historiadores del XIX consistía en acudir al archivo sin ningún pre concepto , estudiar los documentos y después escribir la historia sobre los sucesos registrados en los documentos para hacer de la historia misma ala explicación de “lo que realmente había sucedido”

Sugerir que el historiador tramaba sus historias sería ofensivo para la mayoría de los historiadores del XIX. Nadie negaba que al pasado se pudieran aplicar distintos puntos de vista pero tales puntos de vista debían ser suprimidos, que como perspectivas podían lo mismo iluminar como oscurecer. Lo importante era “contar el cuento” de lo “que había pasado” sin ningún residuo conceptual significativo ni preformación ideológica de lo que había sucedido se desprendiera de la narración. No se entendía que la elección de la forma de tramar en si reflejaba un compromiso con una filosofía de la historia, esto lo había señalado Hegel en su obra “Estética”.

Los grandes historiadores del XIX afirmaban estar contando lo que realmente sucedió, pero todos al contar “su cuento” estaban explícitamente abrazando una concepción de explicación por descripción, utilizando el arte de la explicación por la trama. Contada por un distinto tipo de cuento: novela, comedia, tragedia o sátira. La filosofía de la historia de cada uno de los autores representaban tanto las estrategias explicativas como también los modelos de tramar que eligieron para conformar o informar el relato que contaban.

Pero más importante que esto es la conciencia y la postura ante esa estructura y el protocolo lingüístico utilizado. Los cuatro grandes representaban la solución al problema de cómo escribir la historia, respectivamente: novela, comedia, tragedia, sátira para tramar. Pero adoptaban posturas ideológicas frente al campo histórico: anarquista, conservadora, liberal y reaccionaria, y también protocolos lingüísticos: metafórico, sinecdóquico,  metonímico e irónico.

Michelet        Novela         Anarquista             Metafórico
Ranke           Comedia           Conservador           Sinecdóquico
Tocqueville          Tragedia           Liberal              Metonímico
Burckhardt            Sátira             Reaccionario            Irónico.

LA HISTORIOGRAFIA ROMANTICA COMO “REALISMO” EN EL MODO METAFORICO

La mayoría de los románticos presuponía una teoría del conocimiento adecuada a su caracterización del campo histórico como lo que Carlyle llamó un “Caos de Ser” con respecto al cual el historiador podía adoptar una posición de observador a la vez de agente de sus procesos. El autor aquí toma tres ejemplos de románticos Constant, Novalis y el propio Carlyle, pues la noción de historia como “Caos de Ser” provocaba distintas concepciones con respecto a la tarea del historiador.

Constant: variante romántica del punto de vista irónico heredado de la última parte del XVIII, ahora más nihilista de acuerdo a los hechos posrevolucionarios. (Ver ensayo “sobre la religión”) este pasaje es abiertamente irónico, muestra a la humanidad “victoriosa”, asombrada de haber alcanzado su actual posición, pero tal “victoria” se ha vuelto en contra del hombre, quien está sólo en un mundo hostil. La amenaza mayor deriva del descubrimiento de la falta de significado de la historia, el hombre posrevolucionario ha destruido las principales estructuras del pasado, así los hombres vivos están ubicados entre un pasado que los abandona y un futuro cerrado. Están obligados a vivir sin memoria y sin esperanza. Era precisamente esa postura irónica la que los sistemas filosóficos de principios del XIX querían superar y suplantar por una capacidad del hombre para gobernar su propio destino dándole sentido y significado a su historia.

La respuesta romántica a ese estado de “angoissé” (¿angustia?) tomó dos formas: religiosa y estética. Un ejemplo de la versión religiosa fue Novalis, quien reaccionó ante el escepticismo y el nihilismo de la ilustración tardía. Novalis sustituyó el dogmatismo del escéptico total por el dogmatismo fideísta. El problema para él era reconocer lo inadecuado de cualquier solución simplemente secular o humana para los problemas sociales. Ponía la fe en otra clase de fe cristiana, ni católica ni protestante, sino unificadora y cosmopolita, creía que una justificación de su esperanza se encontraba en el estudio de la historia “os remito al estudio de la historia, buscad en su instructiva coherencia puntos de tiempo paralelos y aprended a usar la barita de la analogía”. “la misma condición que Constant experimentaba como pesadillas, Novalis la consideraba material para un sueño de liberación”.

Las dos posiciones generarían el mismo tipo de historiografía. Para Constant todos los hechos son igualmente insignificantes y parea Novalis todos eran significativos para, en uno  y otro caso, buscar el significado del significado del hombre, su autoconocimiento de la calidad significativa de la vida humana.


Una forma más esteticista pero responsablemente ética era la de Carlyle. Este defendía el propósito de la historia como un intento por revocar el edicto del destino, para romper el dominio del tiempo sobre la humanidad. El propósito del historiador era trasmutar las voces de los grandes hombres en consejos e inspiración para los hombres del presente.
¡Resurge el modelo narrativo en historia?
(Adaptación propia sobre Taylor, L: "El resurgimiento de lanarrativa).

“Este ensayo intenta trazar los cambios observados de una manera histórica, no hacer juicios de valor respecto a qué modos de discurso histórico son más satisfactorios que otros… No se está instando a nadie a que se deshaga de su calculadora y cuente un relato”[1]. “Lo único que se intenta es indicar un cambio manifiesto…”, por que “el triunfo de un género  o escuela conduce a la larga a un sectarismo estrecho, o un narcisismo o autoadulación que se traduce en un desprecio y una actitud tiránica hacia los que pertenecen al campo”, siendo que “la historia siempre ha tenido muchas moradas, y deberá continuar teniéndolas a fin de florecer en un futuro”[2]

Los historiadores desde los griegos hasta los clásicos del XIX han contado relatos, si la composición narrativa era expresada en “prosa elegante y vívida” era lo ideal, se llegó incluso a juzgar a la historia como rama de la retórica. Sin embargo durante los últimos 50 años, es decir desde la década de los 40´, esta función se ha visto desprestigiada, especialmente por los seguidores de la “nueva historia”, especialmente en Francia en donde a ese tipo de relatos se les llamó “l´historie evenementielle”, sin embargo en la actualidad hay corrientes que parecen absorber a algunos de estos “nuevos historiadores” en una cierta forma de narrativa.
Primero: ¿qué entiende Taylor por narrativa?. “La narrativa se entiende como la organización de cierto material (hechos, acontecimientos históricos) según una secuencia ordenada cronológicamente, y como la disposición del contenido dentro de un relato único y coherente, si bien cabe la posibilidad de encontrar vertientes secundarias dentro de la trama”
Segundo: ¿cuáles son las diferencias entre la historia narrativa y la historia estructural?
a). Su ordenación es descriptiva, la historia estructural es analítica.
b). Concede prioridad al hombre por sobre sus circunstancias (por lo tanto se centra en lo particular y lo específico y no el lo colectivo y estadístico como la historia analítica).

LA NARRATIVA ES UN MODO DE ESCRITURA HISTORIA, PERO ES UN MODO QUE AFECTA TAMBIÉN Y ES AFECTADO POR EL CONTENIDO Y EL MÉTODO.

¿Cómo muchos historiadores han abandonado el ideal de una tradición narrativa (de 2 mil años)?
Se planteó, “no sin cierta justicia” que el abocarse de una manera cronológica al qué y al cómo no permitía mucho avanzara hacia el porqué. Por otra parte, en esa época, tanto los historiadores marxistas como los influenciados por la metodología de la ciencia social estaban más interesados en las sociedades, no en los individuos y confiaban en llevara a cabo una “historia científica” que “produjera leyes generalizadas para explicara las transformaciones históricas”.
Pero que entiende aquí Taylor por historia científica, la distingue de la primera “historia científica” formulada por Ranke en  el XIX, con énfasis en las nuevas fuentes. Se dio entonces una crítica textual (heurística) de los registros no revelados hasta ese momento, establecería de una vez por todas “los hechos de la historia política”
Como respuesta a esta primera “historia científica” se dieron tres tendencias de historia científica dentro de la profesión, los cuales no se basan en nuevos datos, sino en nuevos modelos o nuevos métodos, se trata de:
a)      Modelo económico marxista
b)     Modelo ecológico-demográfico francés, y
c)      Modelo Cliométrico norteamericano.
Según el antiguo modelo marxista la historia  sigue su progresión dialéctica de tesis antítesis, a través de un conflicto de clases, las cuales se crean por los cambios en el control de los medios de producción. En los años treinta terminó en un determinismo económico social, bastante simplista, esta noción de historia científica fue defendida con vehemencia hasta finales de los 50´. Los ahora “neomarxistas” parecen haber abandonado los dogmas básicos tradicionales, puesto que se ocupan ahora del Estado, la política, la religión y la ideología, al igual que sus colegas no marxistas.
El segundo modelo está dado por la Escuela de los Annales,  en cuya vocería  puede ser sindicado el profesor Emmanuel Le Roy Ladurie. Según esta escuela la variable fundamental en la historia son los cambios en el equilibrio ecológico entre suministro de alimentos y de población, un equilibrio que deberá determinarse mediante análisis cuantitativos a largo plazo sobre la productividad agrícola, cambios demográficos y de los índices de precios. Le Roy Ladurie dijo “la historia que no es cuantificable no puede ser científica”
Otro modelo, con su propio significado de “historia científica” es básicamente norteamericano y se basa en la afirmación expresada por los “cliometristas”  de que sólo su metodología cuantitativa puede aspirar a ser científica. Los cliometristas se diferencian más por una metodología específica que por algún tema o tipo de interpretación específico. Son historiadores que aplican modelos paradigmáticos y formulas matemáticas y algebraicas agrandes cantidades de datos procesados de manera computacional.
Existen por supuesto otras explicaciones “científicas” sobre las transformaciones históricas, las cuales han tenido mayor o menor éxito, entre ellas el estructuralismo francés, el cual Taylor define como una filosofía moral con ejemplos tomados de la historia, cuyo más brillante exponente es M. Foucault. El funcionalismo parsoniano (Malinowski). Ambas han proporcionado valiosas aportaciones, pero ninguna se acercado a una explicación científica global acerca de las transformaciones históricas.
Estos tres grupos florecieron respectivamente de los 30´ a los 50´, de los 50´a mediados de los 60´y de los 60´a comienzos de los 70´. Todos ellos confiaban en encontrar la solución a los principales problemas históricos, estas soluciones serían irrebatibles en cuanto a cuestiones que hoy aún son desconcertantes. Los dos primeros grupos creían que las condiciones materiales tales como equilibrio entre suministro de alimentos y población y  medios de producción y conflicto de clases eran las fuerzas directrices de la historia[3].
Muchos de ellos, no todos, consideraban como epifenómenos los acontecimientos intelectuales, culturales, religiosos, psicológicos, jurídicos e incluso políticos. Debido a este determinismo económico o demográfico fue que se privilegiase el procedimiento analítico más bien que el narrativo de los datos.
Los historiadores franceses, que se encontraban a la cabeza de esta empresa desarrollaron una clasificación jerárquica estándar por orden de importancia, en primer lugar los hechos económicos y demográficos; luego la estructura social y finalmente los acontecimientos intelectuales religiosos, culturales y políticos. Estos tres renglones fueron concebidos como los pisos de una casa en donde cada uno descansaba en el de abajo, pero en donde el superior no podía ejercer ningún efecto en el inferior. Resulto ser que sólo el primer renglón fuese importante, que dio una apariencia de inmovilidad por ejemplo a la historia de Europa entre los siglos XIV y XVIII (“l´historie immobile”), no considerando así acontecimientos que se daban en otros renglones: el Renacimiento, la Reforma, la Ilustración, el surgimiento del estado moderno, los cuales simplemente desaparecieron.



[1] Taylor, L: “El resurgimiento de la narrativa”, pág. 97.
[2] Ibídem, pág. 96.
[3] Ibídem, pág. 100.
¿Qué debemos saber básicamente antes de estudiar Historia? 1.
Historia y Concepto La reflexión acerca del pasado ha sido preocupación de los hombres desde hace mucho tiempo. Ésta se ha manifestado a través de la tradición oral, mitos, crónicas, biografías, relatos, y recientemente por medio de estudios, análisis y explicaciones. La palabra historia encierra una doble significación debido a que como afirma el historiador Pierre Vilar “historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de ese conocimiento”, es decir, la palabra hace referencia al conjunto de acontecimientos pasados, a la realidad histórica propiamente dicha, y la estudio y explicación de los acontecimientos se hace, es decir, la ciencia de la historia. Esta circunstancia se ha resuelto por algunos historiadores llamando historia a los acontecimientos del pasado humano e Historia o historiografía a lo escrito sobre dichos acontecimientos históricos. De tal manera podemos decir hay una historia y múltiples historiografías, es decir distintas explicaciones de esa realidad. Las diferentes formas de concebir la historia ponen en evidencia una de sus principales características: la de ser una ciencia en confirmación y en continuo movimiento como olas sociedades que estudia. Si la historia como ciencia se está haciendo, su concepto y su metodología (la forma como se investiga) constantemente se transforma y adecua a cada momento histórico en que se inserta. La historia y la vida varían demasiado y por lo tanto se transmiten el movimiento. El estudio de la historia es un instrumento necesario del que nos valemos los seres humanos para comprender el mundo en que vivimos. Un mundo que se ha ido conformando a través del tiempo, en el que interactuamos y que influye en nuestra vida cotidianamente. La historia se encarga de estudiar de una manera sistemática la procedencia de las manifestaciones humanas actuales a todas aquellas que conforman la sociedad, es decir, que afectan al conjunto de los individuos. No recopila las acciones pasadas de la sociedad para que un individuo o grupo social posean cultura general, sino para conocer y comprender la realidad en la que nos encontramos inmersos. El objetivo principal de los historiadores es lograr la mayor aproximación posible entre la historia como ciencia y la vida humana como realidad. El historiador Lucien Fevre definió a la historia como “el estudio científico elaborado de las diversas actividades y de y de las diversas acciones de los hombres de otro tiempo, captados en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas, y sin embargo, comparables unas con otras (...) actividades y creaciones con las que cubrieron la superficie de la tierra y secesiones de edades”. Fevre, L: Combates por la historia, Barcelona, Ariel 1970. La historia permite tener conciencia de nuestra realidad a partir de los que fuimos y nos conforma, de lo que pensamos y lo que nos llevó a ese pensamiento, de lo que nos justifica y explica nuestro presente del cual no podemos deslindarnos. La búsqueda de explicaciones y el sentido de la vida nos impulsa a reflexionar, sentir, y actuar conscientemente como individuos y nos inserta en el mundo actual como miembros de una comunidad que se explica en función de su pasado, el cual conformamos a la vez para el futuro. El conocimiento histórico es importante porque la comprensión de la realidad presente que nos tocó vivir exige inevitablemente un conocimiento del pasado a partir de sus rasgos fundamentales, promueve un entendimiento más claro de los procesos de cambio, continuidad y ruptura en la sociedad, es un valioso escaparate de una gran cantidad de experiencias individuales que pueden enriquecer la propia; además contribuye a fomentar el respeto y la valoración del patrimonio cultural, histórico, arqueológico, artístico, antropológico, etcétera. 2. Las fuentes de la historia y su estudio en la interacción con otras ciencias. Para poder explicar la relación y el significado de los hechos pasados, el historiador busca toda aquello que contribuya con datos, explicaciones y relaciones a la conformación del conocimiento científico. Para esto utiliza fuetes provenientes de distintas actividades humanas; de cualquier índole como crónicas, inscripciones, códices, datos estadísticos, por mencionar sólo algunos; tradiciones orales; utensilios y herramientas fabricados por el hombre o aquellas cosas en las que haya intervenido mediante su acción: edificios, obras de arte, mapas, alfarería, armas, acuerdos, puertos, la traza urbana de una ciudad, etcétera. Todas las cosas en las que el hombre haya tenido que ver, transformar o escribir enriquecen y constituyen elementos que el historiador puede utilizar para explicar los acontecimientos pasados. La adecuada interpretación, valoración, comprensión y explicación de esas fuentes suele ser compleja. La historia se apoya en los conocimientos desarrollados por otras ciencias para facilitar el hallazgo y la comprensión de datos y problemas. Las ciencias sociales, por dedicarse al estudio de las diferentes manifestaciones humanas, la forma en que se relaciona los hombres tienen que ver con todos los aspectos de la realidad y en ese sentido todas las ciencias contribuyen al conocimiento del hombre y su entorno. Sin ser exhaustivos mencionaremos, entre otras ciencias, a la geografía, el colchón de piedra de la historia, que ayuda a localizar los espacios físicos, características y condiciones económicas donde sucedió el acontecimiento histórico; la economía, que se encarga de estudiar la forma en que se produce y distribuye la riqueza en tal cual o cual sociedad; la sociología, que estudia el funcionamiento de un grupo humano; la lingüística, que se refiere a los idiomas, sus relaciones, sociales y aportaciones; la jurisprudencia, que norma las relaciones sociales con base en las leyes y preceptos sociales; la arqueología, que se ocupa de los restos materiales de diversas culturas, como edificios, utensilios y objetos; la antropología, que estudia al hombre en sus aspectos físicos y sociales; además, la historia recibe los aportes de otras ciencias como la psicología, la estadística y la política. Con el apoyo de otras ciencias, en especial de las ciencias sociales, la historia puede explicar los hechos ocurridos. Considera las diversas formas en que se manifestaron las sociedades y por lo tanto el conocimiento acerca de ellas es más profundo. Conocer el ambiente geográfico, la economía, el desarrollo político, la formación ideológica, la actividad artística e incluso la mentalidad de la sociedad y la época a estudiar, proporciona un conocimiento mas acertado de las manifestaciones humanas. Existen otros conocimientos específicos que ayudan a considerar las fuentes situándolas y verificando su autenticidad. Entre éstas se encuentran la diplomática, la numismática, la filología, la paleografía, la epigrafía, la cronología, la heráldica, la papirología, la criptografía, la silografía, etcétera. El historiador debe aplicar una metodología propia para la selección, elaboración y explicación de las fuentes, según el problema que trate de solucionar, la cuestión que intente resolver y la concepción de la historia que tenga. Los resultados obtenidos de dicha investigación dependerán de las fuentes elegidas y la interpretación que de ellas haga. 3. Algunas corrientes historiográficas Para la elaboración de las explicaciones del pasado, el historiador efectúa su tarea bajo una serie de conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos, adquiridos específicamente para esa actividad. De acuerdo con la orientación teórica que el historiador haya elegido o con la que haya sido formado, enfocará su investigación. El privilegio de algún tipo de información sobre las demás y la explicación de ésta de acuerdo con los supuestos teóricos elegidos, darán como resultado una interpretación histórica distinta a las demás. No es que cada historiografía explique cosas diferentes sobre los mismos hechos, sino que cada concepción histórica interpreta éstos de manera diferente de acuerdo con sus planteamientos iniciales. Lo más importante de estas interpretaciones es que encierren un carácter científico, es decir, de búsqueda y explicación de la verdad en sus procedimientos. Existen diversas corrientes de interpretación histórica, unas con mayor fuerza que otras, lo cual se debe a que la historia como conocimiento no existe hasta que se la construye, interpreta y da sentido. Enseguida se muestra de manera esquemática las características esenciales de algunas escuelas historiográficas. Positivismo: Esta tendencia nacida a mediados del siglo XIX, fue fundada por Augusto Comte y practicada por Spencer, Durkheim, Buckle, Taine y Leopold von Ranke. El planteamiento fundamental era la necesidad de conocer las leyes que regían a la sociedad, de manera similar a como se conocían las leyes de las ciencias naturales. Una aportación de esta escuela historiográfica es el rigor en la selección, conocimiento y recopilación y crítica de las fuentes de la historia. Sin embargo, existía la negativa de incorporar aspectos teóricos, interpretativos o de valor a las explicaciones históricas para que pudieran ser objetivas y evitar algún tipo de pasión o preferencia personal. La historia era similar a las ciencias naturales. Historicismo: Surge como una reacción al positivismo durante el siglo XIX. Sus principales representantes fueron Dilthey, Spengler, Toynbee, Collinwood, Ortega y Gasset y Croce. Al contrario del positivismo, afirma que los hechos históricos son únicos e irrepetibles, y por lo tanto, que no se pueden conocer mediante leyes. El historicismo no busca leyes, sino la comprensión de la infinita variedad de formas que asumen los acontecimientos y que nos constituyen. Materialismo histórico: Fundado a mediados del siglo XIX por Karl Marx y Frederic Engels. Utilizó la dialéctica de Hegel y la aplicaron al estudio de la sociedad como un sistema coherente a partir de las leyes que rigen su funcionamiento y desarrollo. Pone de manifiesto la lógica del proceso histórico y las principales leyes de la interacción e interconexión entre los individuos a través de las relaciones materiales y la manera de producir los bienes necesarios. Los modos de producción económica son la fuerza determinante del desarrollo histórico. Cada modo de producción sirve como fuerza dinámica y crea sus propias estructuras políticas, sociales y culturales. Como cada una tiene conflictos de clase e intereses distintos, se manifiesta la dialéctica (tesis, antítesis, síntesis) que es lo que proporciona el cambio en la sociedad. Escuela de los Annales: Fundada en la mitad del siglo XX, la escuela de los Annales es de gran influencia en la historiografía contemporánea. Dentro de sus principales representantes se encuentran Marc Bloch, Lucien Fevre, Fernad Braudel. Sostienen que la historia debe ser vista como un problema a resolver desde el presente y para encontrar la respuesta se debe buscar en el pasado con el auxilio de los métodos y las explicaciones de las ciencias sociales. Proponen buscar patrones de pensamiento y la conducta humanos en el tiempo, centrándose en aspectos comunes y repetitivos y no en hechos únicos y aislados. Por ello se encuentran explicaciones de las causas y las relaciones entre las distintas manifestaciones de la vida. Las propuestas de ésta escuela historiográfica modificaron la manera de generar el conocimiento las técnicas y el método, ya que se impulsó la historia social, económica, de las mentalidades (cambios y permanencia en la forma de concebir las cosas que le rodean a una colectividad), la recuperación de las fuentes como tablas demográficas y la geografía histórica, entre otros muchos aspectos. 4. Divisiones de la historia Para poder sistematizar el conocimiento del pasado humano, los historiadores han desarrollado divisiones para hacerla manejable y poder explicarla de acuerdo con los límites preestablecidos, que de ninguna manera significa que así se presenten en la realidad. En general, se han desarrollado tres grandes formas de dividir el estudio de la historia: • Por grupos humanos y regiones geográficas: estudios generales o universales, nacionales, por continente, regionales o locales. • Por temas o actividades: como la economía, la cultura o la política, también el transporte, el deporte, la guerra, la arquitectura, las religiones o la aviación, por mencionar algunos • Por períodos edades o épocas: se trata de agrupar períodos que tengan afinidad en cuanto a las manifestaciones humanas como antes p después de Cristo, la hégira, o de algún acontecimiento muy relevante a juicio de l observador. En este sentido se encuentra la división entre prehistoria e historia y es una de las formas comunes en que ha difundido la división de la Historia. La prehistoria se ha dividido a su vez en período Paleolítico, Neolítico, Edad de Cobre, Edad de Bronce. La historia también ha sido dividida en Edad Antigua, Edad Media, edad Moderna y Edad Contemporánea. Han existido otras divisiones como salvajismo, barbarie, civilización, etc. Otras formas de dividir la historia se han concentrado en las formas en las que una determinada sociedad se relaciona y organiza entre sí a partir de la manera en que produce lo que necesita, es decir, mediante relaciones económico - sociales, como la comunidad primitiva, la sociedad esclavista, la sociedad feudal, la sociedad capitalista y la sociedad comunista, propuestas por el materialismo histórico. 5. Actividades 1. Elabora tu propio concepto de historia y analízalo con tus compañeros de clase. 2. Los modernos medios de información ¿pueden ser considerados como fuentes de la historia? Explica por qué. 3. Realiza un cuadro comparativo con los siguientes conceptos: Positivismo, Historicismo, Materialismo histórico, Escuela de los Annales. Considera: • Periodos en que surgen • Concepto de historia • Principales representantes • Aportes al conocimiento histórico.